La noche había caído, dejando paso a una creciente oscuridad solo cortada por la tenue lus que emitía el satélite blanco en lo alto del cielo. Las sombras dibujaban la figura de la ángel en aquel lugar. Su cuerpo, cubierto por una larga capa y sus alas, ocultas a la vista de todos en el interior de su cuerpo la hacían ver como a una simple forastera.